Al regresar de Gaza, los médicos dan testimonio del desastre y cuestionan el letargo europeo: "¿Nos queda aún un poco de humanidad?"

Profundizando en sus recuerdos, Mehdi El Melali, un médico de urgencias francés de 33 años, se interrumpe, abrumado por la emoción. No hay palabras que puedan describir con precisión el infierno de la Franja de Gaza. Pasó solo tres semanas allí, del 4 al 25 de julio de 2024, durante una misión organizada por las organizaciones Al-Rahma y PalMed Europe. La violencia de su relato contrasta con la dulzura de esta tarde de verano en un café parisino. «Una parte de mí se quedó allí un rato », se disculpa. «Me cuesta desconectar». Como otros humanitarios europeos, ha sentido una profunda soledad.
"Uno regresa transformado", confirma el cirujano ortopédico François Jourdel. A sus 54 años, este veterano médico realizó su primer trabajo de campo en 1997, en Angola. Gaza, insiste, es única: "Los bombardeos son incesantes allí y la gente no puede huir. Toda la población está afectada". No es el único profesional que hace esta terrible observación. En muchos sentidos, la situación creada por el ataque del Estado judío a Gaza —que lleva veintidós meses en curso—, tras el ataque del grupo palestino Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, es diferente a todo lo que han visto en otros lugares.
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Le Monde